LA IGUALDAD NO NOS HACE FELICES.
Está sumamente claro que la estructura de poder en la pareja influye en su estabilidad y felicidad.
La estructura de poder en la pareja queda reflejada en las relaciones de dominancia, las cuales se pueden reconocer fácilmente por cómo gestionan su día a día y resuelven los conflictos que van apareciendo.
Desgraciadamente la “dominancia” se ha usado como sinónimo de violencia doméstica o abuso, lo cual no es real y hay evidencia que comprueba que tiene sus beneficios.
Según un estudio realizado por la Universidad Charles en Praga, las relaciones románticas en las que uno de los componentes es el dominante podrían ser más exitosas que aquellas en las que ambos son iguales en cuanto a gestión del poder.
LEÍSTE BIEN: “LAS RELACIONES DONDE UNO DE LOS COMPONENTES ES EL DOMINANTE, SUELEN SER MÁS EXITOSAS”.
El estudio también reveló que aquellas parejas con dinámicas de poder “desiguales” tenían más hijos, hasta un 15% más.
¿Por qué ocurre esto?
1.- Cuando hay una supuesta “igualdad” comienza una lucha por el poder.
Donde existía una lucha por el poder o las parejas se sentían en planos de igualdad, las parejas mostraron las tasas reproductivas más bajas.
2.- Nadie busca “igualdad” en ese aspecto.
Según argumentan, desde el punto de vista del éxito reproductivo, es fácil responder a la pregunta de por qué algunas mujeres son excitadas por hombres sumisos y a la inversa. Por lo que las relaciones “parejas” no existen del todo ya que buscamos disparidades jerárquicas de forma constante.
3.- La disparidad jerárquica beneficia a los hijos.
La disparidad jerárquica dentro de las parejas les permite a los padres invertir más energía en sus descendientes, presumiblemente mediante una mayor cooperación y / o reducción de conflictos, independientemente de cuál sea el género que asuma el papel dominante. Por lo que los padres se enfocan en los hijos en vez de enfocarse en luchar por el poder. Esto se ve claramente incluso en los divorcios, cuando se enfocan en el poder no se enfocan en los hijos y visceversa.
4.- Dominación NO es violencia.
Sin embargo, los investigadores enfatizan que la dominación no debe implicar la presencia de violencia, y aunque la disparidad jerárquica es típica de la violencia doméstica, a lo que se refieren ellos es que una disparidad leve dentro de la pareja no implica ni incurre en violencia per se sino todo lo contrario, la función de la figura dominante es la de proteger y ayudar al desarrollo de la otra parte, ya sea que el hombre sea el dominante o la mujer.
Yo soy Jaime Mendiola
Bienvenidos al Principio de Conexión.
Tiene toda la razón doctor, el hombre y la mujer no somos iguales, somos complementarios como el mecanismo de un reloj, cada quien realiza las funciones para que trabaje el reloj.
Totalmente cierto
La lucha de egos , el
Eterno enemigo de las relaciones
Es tal cual dices Patricia!