Lo que debe cambiar

 

El 77.7% de la población mexicana profesa la religión católica. Esto significa que hay alrededor de 97.8 millones de católicos en México. Si le sumamos que el 11.2 % son cristianos evangélicos, nos daría el resultado de 14.1 millones de personas.
Eso nos daría 111.9 millones de creyentes.

Una de las oraciones más usadas por este grupo es el famoso “Padre Nuestro”, la cual como otras oraciones se basa en 3 componentes.

1) A veces le pedimos a Dios que cambie las circunstancias: Que sane a un familiar enfermo, que nos de el pan de cada día, que nos proteja, que bendiga nuestro trabajo, que me consiga pareja, que mande lluvia, que nos dé un hijo.

2) A veces le pedimos a Dios que nos cambie a nosotros: Que nos de amor, que nos de fe, que nos haga sabios, que perdone nuestros pecados, que nos de entendimiento o fuerza.

3) A veces le pedimos a Dios que se muestre en nuestra vida: Cuando pedimos esto realmente cambia todo, venga tu reino, que se haga tu voluntad, que seas exaltado en mi vida y en mi situación actual, Señor regresa pronto, muéstrate en mi vida, hazme ver que estás cerca.

En el Padre nuestro encontramos estos tres elementos entrelazados, el reino de Dios tiene que ver con la destrucción de nuestro pecado y sufrimiento. Su reino tiene que ver con el amor, salud y bendiciones, pero sobre todo tiene que ver con la certeza de que está cerca, siempre está cerca.

Las oraciones hacia Dios para que me cambien o cambien las circunstancias, propiamente son peticiones de que revele Su gloria y Su misericordia en este mundo.

Yo soy Jaime Mendiola
Bienvenido al Principio de Conexión.

Mateo 9:6-13
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.